Espectáculo inspirado en el abismo oceánico como metáfora del miedo en el cual los asistentes son invitados a participar en la medida que lo deseen.
Las dos actrices de la pieza plantean una inmersión a las fosas abisales partiendo del espacio de una playa. Como metáfora de la inmersión en los propios miedos, las protagonistas se encuentran en las profundidades, evocando recuerdos y temores que permitan naturalizar la propia oscuridad de cada cual. Al llegar a la playa, los asistentes son invitados a descalzarse. Conforme avanza la narrativa, los espectadores son invitados a participar si voluntariamente lo desean, lo que permite elegir entre la participación o solo la observación.